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Desde el lado roto de la vida

  • 23 nov 2020
  • 3 Min. de lectura

No sé ustedes, pero la idea de que alguien más pudiera sentirse exactamente como yo me siento, ya no la pongo en tela de duda. Entre más pasan los días, más me convenzo de que aunque seamos seres individuales, compartimos una era, un espacio y un tiempo muy particular y que es imposible no identificarnos con la sensación de estar un tanto perdidos, aquí en la tierra donde creíamos saber cómo se vivía.


Lo comprobé charlando con un chico foráneo quien me platicó cómo vivió este año en su país, y todo lo que hizo y hace hasta ahora por seguir con su vida. Mientras relataba pasajes de los meses más difíciles donde perdió su trabajo, me parecía escuchar pensamientos que yo ya había escuchado antes, los míos.

Seguido me topo con personas, me llaman amigos, o leo los post de conocidos/no conocidos que albergan en mi facebook, y que parece que hemos sido cortados por la misma tijera, la tijera del 2020; que ha dejado tras de sí, aberturas en nosotros y una sobre consciencia de que la fortaleza con la que empujábamos la vida hacia a delante, se nos ha colado un poco entre las manos.

No todos, es cierto, pero de vez en cuando sí, y no juzgo a quienes lo sintieron y no le hicieron mucho caso, a ellos, mi admiración.


No había escrito en dos meses, ni siquiera en mis diarios privados ni en las libretas y papelitos que se me suelen atravesar. Soy una investigadora empedernida de lo que tengo y lo que me pasa que no hablo de lo que siento hasta no entender un poco de dónde viene y por qué sucedió. Sí, quizás sea una una perdida de tiempo, porque aquí estoy sin la menor pista ni idea de qué me ocurre.


Pensaba que en el estado en el que me encuentro no podía escribir hasta estar clara, porque tampoco andaba de humor para hacerlo y porque "si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada” dicen por ahí, pensaba lo mismo respecto a la escritura... vaya equivocación.

Sin pretender echarle la culpa a nadie, se me quedo muy grabado lo que me dijo una maestra, de esas maestras buenas que me regaló la vida, que me dijo algo que a su vez le dijo su maestro, uno de esos buenos y memorables maestros que tuvo cuando ella estudiaba: "Cuida lo que escribes, porque si escribes pendejadas, la gente lee pendejadas, y cuando la gente lee pendejadas, habla pendejadas" Nunca lo olvidé. Quizás algo de eso me hace pensar más de dos veces lo que vengo a poner aquí.


Pendejada o no, aquí estamos. También porque luego recordé, que los escritores no escriben precisamente desde la virtud y la perfección, sino desde sus defectos y sus dolores, desde lo que está roto, incierto e incompleto en ellos. Y que es la misma escritura razón y motivo para hablar de lo que se trae dentro y que ya no se puede guardar ahí por más tiempo.


¿Será el sobre optimismo, la negación al estar mal, verse mal, ser el débil? -¡No, no puedes, tienes que levantarte, andar!- No tengo mucha consciencia de cómo el estar herido, perder, intentar y fracasar se metió en mi sistema volviéndose en mi vida un estado que por ningún motivo podía permanecer por mucho tiempo, hasta el punto de yo misma imponérmelo. ¿Qué tiene de malo ser débil, no poder con todo, no ser lo que lo demás esperan, o tu esperas de ti?

Cuando esas estructuras se caen, queda creer en algo más, pero entonces, ¿Quién soy yo si ya no tengo que ser la fuerte, la sana, la lista?

¿Quién soy yo que solo creo en la luna y sus desvaríos, en el mar y en las plantas? quién soy yo después de creer que quizás mi carrera sea una carrera sin muchos frutos, que a mi futuro ya no tiene los planes de antes, que mis riquezas ahora se llaman agua, comida, pan y los abrazos de mis padres. Y que mis pasiones ahora pasaron a conocer extraños, ver el sol por las mañanas, admirar a los chicos guapos, escuchar música mientras hago ejercicio y cantar mientras limpio.


¿Quién eres después de dejar de ser lo que creíste que eras y podías hacer?


Quizás ese lado roto de la vida en donde menos nos dejamos estar, sea justo el que nos eche para adelante. Quizás solo intentamos comprender qué chingados hacemos aquí, mientras, bajemos un poco la guardia, las reglas, los mandatos, dejémonos ser.



Aquí una foto de mis días más incomprensibles.


 
 
 

1 comentario


halcon_vigia68
15 jun 2021

Aun siendo un lado roto de tu vida, tienes una idea fija de tus metas1 por si fuera poco, luces muy bella en la foto!

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ACTRIZ MARIAN CASTAÑEDA

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