Rigor y Terquedad.

Hoy fui a dos castings que no pude hacer. Para ambos me preparé y ensayé las escenas que pedían; llevé propuesta de vestuario y caracterización y mi coche fungió de camerino.

Como suelo ponerme nerviosa, llego siempre temprano para tener tiempo de tranquilizarme y sentir que vuelvo a ser dueña de mí, a veces lo logro y otras veces no, pero en esta ocasión no fue necesario.

El primer casting no lo pude hacer porque uno de los materiales que pedían era un demo reel, una especie de triller de tu trabajo que sirve como muestrario, pero como no tengo en mis manos videos o tomas suficientes de los trabajos que he hecho, no lo llevaba y por lo tanto no me dejaron hacerlo.

El segundo casting, ni siquiera me dejaron pasar, la señorita de la entrada me vio y antes de que yo mencionara una palabra, me dijo que no le daba perfil. Yo solo sonreí simulando no tener problema, pues ya había pagado una hora de parquímetro.

Acabo de ver una entrevista de uno de los actores que más admiro por su trayectoria y mencionaba que el rigor y la terquedad eran una de las cosas que consideraba lo habían llevado a su éxito. Yo me pongo a pensar si yo hoy tuve algo de eso.

Me considero un chica tenas, pero no sé si soy tan terca como siento que debería, casi nunca me verás insistir demasiado en algo cuando la primera respuesta es negativa, si alguien me dice que no, para mí, es no. No sé si aplica en todos los casos, pero en el caso de los castings cuando de solo verte ya no les interesas, o cuando te dicen que es un requisito tener algo que sabes que no cuentas con ello, la acción que procede es irte.

De ambos sitios me fui diciendo “ni modo, ya saldrá algo”, pero dicha frase no hacía más que exasperarme por dentro. Me encuentro en ese punto en el que no sé si esa mentalidad sea algo conformista de mi parte o si tengo que luchar contra ello y ser la más terca hasta conseguir lo que quiero. Pero ¿qué se suponía que debí hacer el día de hoy? ¿Entrar a la fuerza, hablar con alguien, ponerme impertinente, quedarme hasta el final? (por mencionar algunas de las ideas que se me ocurrieron de regreso a casa). No sé si sería capaz, pero mi referente de que pudiera funcionar, son los personajes de algunas historias que he encontrado en la literatura, películas y obras de teatro, donde el personaje principal hace todo lo posible por lograr su cometido y no es por los obstáculos que se le presentan, la razón por la que seguimos viendo la película o seguimos leyendo el libro, sino por cómo lo vemos luchar una y otra vez hasta llegar a su objetivo. Los obstáculos entonces, no son menos importantes, sí que juegan un papel indispensable en toda ficción, pero el asunto es que sabemos que de alguna u otra forma lo resolverá; lo interesante reside en ser espectadores de esa resolución, pues es la forma y no el fin, lo que nos da esperanza, nos alienta, nos apasiona.

Esto pensé cuando estaba arriba del coche, utilizando los minutos que me sobraran por el tiempo que pagué, para intentar resolver lo que me impedía continuar mi día, así como mi vida. Pero, ni mi vida es una película ni una historia en un libro, ni nadie la estaba leyendo ni viendo en ese momento, así que podíamos intentar resolverla en otro momento.

Supongo que en algún punto de mi carrera podré contestar esta pregunta, podré saber qué fue lo que me sirvió y cómo es que llegué. Sé que la fórmula no es para todos y que es algo que más bien, se encuentra en el camino. Yo quisiera encontrar la mía, quisiera saber qué o cómo actuar, qué pensar, a qué mantenerme aferrada y qué decidir soltar. Sin embargo, algo me dice que al plantearme esto significa que no perdí del todo, que quizás ese rigor y terquedad al que se refiere aquel actor, sea que aun y con todo lo que me pasó hoy, decida ir mañana a otro casting y al otro día, también.

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