top of page

Un 24 de marzo.

Actualizado: 2 abr 2020

Siento que si uno pudiera saber lo que pasará en el futuro, le quitarías toda la emoción, el susto y el asombro, que solo él trae consigo.


Desde que comenzó este mes, no he dejado de tener una semana en donde algo nuevo y sorpresivo me pasa.

¡Qué fortuna la mía! pensaba, hay meses que literal no pasa nada.

En mi calendario de marzo, tenía una cirugía y un viaje agendados, lo que me hacía desplazar mis actividades hacia atrás o hacia adelante, en tiempos definidos y controlados. De pronto comenzaron a llegar algunos call backs y audiciones, confirmaciones de trabajos y un par de llamadas inesperadas que me hicieron vibrar y desajustar mis días y horarios. No me quejo, siempre agradeceré la ruptura de rutina y sobre todo las buenas noticias. La vida es así, algo en constante cambio, pero ante esas subidas y bajadas de emociones, prisas y algunos insomnios, sujetarse al presente resulta un verdadero desafío, y sobre todo, te hace darte cuenta de la diferencia entre cómo es vivir desde la comodidad de días tranquilos, a vivir de cabeza.

Pero para mi sorpresa y para la de muchos, aquellos cambios y encuentros fortuitos no serían los únicos en el mes. La noticia de una pandemia que amenazaba al mundo entero, se hizo escuchar y con ello, los planes y calendarios de miles de personas se movieron de forma extraordinaria. El mundo nos llamaba a detenernos.



No fue tan difícil para mí la noticia de aguardar en mi casa y esperar a que esto pase. Soy artista y digamos que estoy un tanto acostumbrada al cambio abrupto de planes en materia de actividades y trabajo, que llegan en gentiles avisos como: que siempre no me quedé en el casting, que no se hará tal proyecto, que el pago llega quizás hasta el siguiente mes, que la producción, la filmación se pospone, etc. Ese es mi día a día de un tiempo para acá, no me juzguen. Tuve también mis tiempos en donde vivía con más “seguridad”, sabía lo que significaba tener trabajo al día siguiente y al otro también, tenía una rutina que no se movía ni con cambio de mes, ni estación, ni temporada, salvo algunos altibajos de esos que siempre hay. Así que no culpo ni juzgo a los que, a diferencia de mí, no habían pasado nunca por tales condiciones como los que ahora nos atañe.



Siendo honesta, ya me sentía un tanto victoriosa, pues quedarme en casa un par de semanas o un mes más, no me representaba angustia. Hacía tiempo que ya había aprendido a convivir con la ansiedad que se cuela algunas veces por las mañanas sin muchos planes, y otro tanto al regresar a la cama después de haber estado en casa todo un día. Ya hemos estado aquí, me decía refiriéndome al estado mental al que ahora tendría que entrar más a fuerza que por casualidad. Pero después, esa seguridad de sentir que tenía todo bajo control, comenzó a descender gradualmente cuando noté que realmente ya no habría a qué salir, todo se detenía y se posponía. Aquel cortometraje que estaba haciendo se suspendió justo el día de mi llamado, el chico que esperaba que regresara al país tenía que cancelar su viaje y por lo tanto también nuestra cita. Y, por si fuera poco, no habría ninguna paga, ni entrada de dinero de ningún lado. El chistecito entonces, ya no me hizo mucha gracia.



Así estarán contadas, pensadas y escritas las historias de muchas personas que por supuesto en peores o mejores condiciones que la mía viven ahora todo este trajín. Tal vez me debería esperar a escribir mi experiencia cuando todo esto haya pasado no más por curiosidad, pero algo me dice que ya no hay que dar nada por sentado. El mañana es incierto, siempre lo fue, pero a pocos nos había quedado claro, y a todos nos frustró la vida en algún punto, fastidiando la poca o nula estabilidad emocional o cual sea el estado en el que nos haya encontrado.



Y sí, si algo está comprobado es que nos adaptamos al cambio, tenemos la capacidad de que en situaciones de incomodidad, el cuerpo y la mente hacen algo para estar más a gusto, momentánea o permanentemente, y al final todo pasa y todo lo terminamos resolviendo de alguna forma. Pero en el maldito mientras tanto, está lo interesante.



Hoy me levanto y me acerco a mi calendario de papel que tengo en una pared de mi cuarto. Veo que la mitad de los días del mes están en blanco y la mitad del otro mes también, salvo una pequeña nota en el día 24 de marzo que me hizo voltear expectante, la nota decía: Luna nueva en Aries, 3:00 am. Yo sentí que la vida se rió de mí en ese momento, y yo, me reí otro poco más. Salí y me hice un café y aunque nunca, nunca hablaré mal de mí café, por primera vez extrañé uno de máquina recién hecho. Extrañé las cafeterías y el gusto de estar ahí, no más porque sí. Extrañé a mis amigas, a mi mamá y a los tiempos en donde andaba de aquí para allá. Me asomé por la ventana y vi a personas pasar caminando, cuando me di cuenta que la vecina de enfrente también se asomaba y veía lo mismo que yo. Me quité de ahí antes de pretender darle un significado a aquello, como si no fuera ordinario y natural que las personas en casa nos asomemos por la ventana de vez en cuando. Desayuné en medio de un silencio inusual, el de fuera y el mío. Podía romperlo con lo que sea en ese momento, hoy en día se tiene todo para no escucharse a uno mismo, todo. Pero me contuve un momento y solo me observé.



Tanto tiempo que pasé creyendo en que lo que la vida pedía en todo momento de mí, era hacer, luchar, perseguir incansablemente una y otra vez, insistir para lograr, esforzarse para crecer, no detenerse hasta llegar. Pero poco se me habló de esperar, de callar, de disfrutar el momento y de lo mucho que en ello hay de vivir. Ojalá eso aprendamos esta vez, a vivir.


Donde quiera que me leas, espero estés y estés a salvo, después de todo, la vida no espera más, ni yo tampoco.


 
 
 

2 Comments


Mariana Castañeda
Mariana Castañeda
Mar 26, 2020

Gracias Jorge y gracias por leerme.

Like

jorge.cam.0102
Mar 26, 2020

<La mente intuitiva es un regalo sagrado y la mente racional es un fiel sirviente. Hemos creado una sociedad que rinde honores al siguiente y ha olvidado el regalo>. Albert Einstein

Sigue tus instintos

Like

ACTRIZ MARIAN CASTAÑEDA

  • Instagram

©2020 por Entre boyas y osadías. Creada con Wix.com

bottom of page